Capítulo quince.

24 de Diciembre. Navidad. Tenía todos los regalos que iba a hacer encima de la cama excepto los que ya estarían en España. No sabía si bajarlos y ponerlos bajo el árbol o qué hacer con ellos. Era mi primera Navidad en Inglaterra y no sabía qué hacer, así que fui a la habitación de Sophie y le pregunté. Me dijo que los pusiera bajo el árbol y que se abrirían por la noche, antes de que yo me marchara a la fiesta de Louis. Y eso hice. Llevé todos los regalos abajo y puse bajo el árbol los de la familia. Ya había unos 20 regalos. Y cogí el resto de regalos y los llevé hacia la puerta, los guardé en una bolsa y los metí en mi coche. Esos regalos los entregaría por la noche, después de irme. Volví a entrar y me dediqué a recoger la casa y decorarla con los últimos adornos navideños con la ayuda de Sophie y James. James, en realidad, no era de gran ayuda, sobre todo con los adornos de palomitas que estábamos haciendo, ya que no paraba de comerse las palomitas. Aún así era divertido hacer cosas a solas con los niños. Hacía tiempo que no pasábamos tiempo solos porque siempre estaba Liam con nosotros. Después de toda la mañana colocando bolas y borlas, ayudé a Sophie a poner la estrella en lo alto del árbol y subí a los niños a sus habitaciones para prepararlos para la cena de Navidad. Y yo hice lo mismo. El vestido que Eleanor me había ayudado a escoger para esa noche era de Topshop, negro y con algunas partes de encaje, como las mangas y un adorno delante que le daba volumen a mi poco pecho. Según Eleanor “Era el vestido perfecto para mí.” y si ella lo decía, sería verdad. Iba a acompañarlo con mis tacones rojos y un lazo grande también rojo que iría alrededor de un moño enorme. Me duché y sequé mi pelo para hacerme el moño lo mejor que pude y me maquillé. Me puse el vestido y, cuando estaba a punto de sentarme en el borde de la cama para ponerme los tacones, Anne me gritó desde abajo:

- Azahara, Liam está aquí.

¿Liam? No habíamos quedado hasta después de la cena para que pudiera estar con la familia y poder ver la cara de los niños cuando abrieran mis regalos. Me puse los tacones y salí de la habitación solo con el iPhone en las manos. Me asomé por las escaleras y allí estaba Liam, con un traje negro con camisa blanca y corbata negra, y llevaba en las manos una rosa roja, me miró y abrió la boca mientras yo bajaba las escaleras sonriendo tímidamente. Cuando estuvimos frente a frente por fin me sonrió.

-  Estás genial… Es decir, preciosa… No, eres hermosa.

- Ya está, Liam. – Besé a mi novio mientras lo abrazaba. Me separé y le cogí la mano para llevarlo al salón, dónde estaba todo preparado para la cena de Navidad.

- Azahara, Liam se quedará a cenar. Es nuestro regalo de Navidad. – Me contestó Anne. Lo había imaginado, pero me hizo mucha ilusión.

- Muchas gracias, me encanta mi regalo. ¿Nos sentamos?

- Por supuesto.

La cena transcurrió con tranquilidad. Ayudé a Anne a recoger la mesa y los niños empezaron a abrir los regalos. Liam y yo teníamos 30 minutos para llegar tarde a la fiesta de Louis. Suerte que la limusina nos esperaría toda la noche. No esperaba regalos así que me quedé sentada en el sofá con Liam observando a los niños. Mis regalos les encantaron (Sophie jugaba con su nueva Barbie y su descapotable y James jugaba a que era Buzz Lightyear con su nuevo disfraz). Yo sonreía al verlos y Liam me miraba, también sonriendo.

- ¿Qué? ¿Se me ha corrido el rímel? – Le pregunté cuando me di cuenta que me miraba mientras tocaba mis pómulos.

- No. – Me cogió las manos para que no estropeara mi maquillaje y seguía sonriendo. – Te quiero.

- Y yo. – Era extraño. Ya sabíamos que nos queríamos pero Liam me lo decía a diario. – Pero, ¿qué pasa?

- Tengo un regalo para ti que quiero que lleves hoy.

-  ¿En serio?

- Sí. – Sacó una cajita del bolsillo interior de su chaqueta y me la puso entre las manos mientras se arrodillaba.

- Oh Dios… - No, eso no podía hacerlo…

- Por favor. No digas nada hasta que termine, o me olvidaré de todo lo que he ensayado mil veces.

- Pero…

- Por favor. – Me callé mordiéndome el labio y él sonrió antes de continuar. – Azahara, estos últimos meses junto a ti han sido los mejores que he pasado en mucho tiempo y quiero seguir así el resto de mi vida.

- Liam, para…

- Déjame terminar, por favor. Quiero seguir el resto de mi vida contigo y por eso te hago entrega de este anillo.

Me abrió las manos para que yo misma abriera la cajita. Un fino anillo de plata con un diminuto diamante reluciente asomaba dentro de la cajita.

- Por favor, Azahara, ¿Aceptarías, no hoy, pero quizás algún otro día, pasar el resto de tu vida conmigo? – Mi cara estaría completamente translúcida porque no podía creerme lo que Liam acababa de hacer. Me estaba pidiendo estar el resto de su vida con él, pero no que me casara con él.

- Espera, ¿qué? – Liam comenzó a reírse pero me lo explicó.

- Sólo estaba probando cómo sería el día que te pidiera matrimonio. Obviamente, ese día no es hoy, pero me gustaría hacerlo algún día. No obstante, este es mi regalo de Navidad.

Sacó el anillo de la caja, lo colocó con mucho cuidado en mi dedo anular de mi mano derecha para que no pareciera el anillo de compromiso (los anillos de compromiso se colocan en la mano izquierda), lo cual “no era” y besó mi mano antes de levantarse. No me soltó la mano y me ayudó a levantarme. No podía creer lo que acababa de pasarme. Anne y Jack nos habían estado observando y ahora se reían por mi cara de asombro. Nos despedimos de los niños que seguían jugando y dimos las gracias a Anne y a Jack por la cena. Liam se había encargado de pedirles que me dejaran dormir en casa de Liam para que no molestara al entrar cuando llegara y, por supuesto, nadie puede negarle nada a Liam.