domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo tres.

Desperté en una típica mañana inglesa del mes de Septiembre. El cielo estaba tan gris que me hacía sentir triste. Bajé las escaleras aún en pijama y con una simple coleta con mechones sueltos. Era temprano pero Anne y Jack ya se habían marchado a trabajar. Tenía una nota en la mesa de la cocina: “Azahara (mira, al menos sabían escribirlo bien), aquí tienes nuestros teléfonos por si hay alguna emergencia, las llaves de tu coche, la lista de las cosas que no me dará tiempo a comprar y dinero para ello. Mucha suerte en tu primer día. Un beso, Anne.” Dejé la nota con todo lo demás dónde estaba y me puse a prepararme el desayuno. Era bastante temprano, pero los niños tendrían que ir levantándose para que me diera tiempo a llevarlos al colegio con los uniformes puestos.

Estaba desayunando cereales y café cuando llamaron al timbre. Salí con mi cuchara en la boca saboreando la última cucharada de los cereales y al abrir la puerta, la cuchara se calló de mi boca al ver frente a mi a Liam Payne. Él bajó la mirada para ver qué había caído de mi boca y soltó una risita al ver la cuchara en el suelo. Me arrepentí de llevar el pijama, de no ir maquillada ni peinada y mucho más, de tener que agacharme para recoger una cuchara delante de él, quién les tenía un miedo atroz.

 Emmm… - No sabía qué decirle, supongo que una disculpa no viene mal en estos casos. – Lo siento. ¿Querías algo?
 Pues sí. - ¿Me estaba sonriendo o se estaba riendo de mí? – Estamos cocinando y se nos ha acabado la leche. ¿Tendrías algo para dejarnos? Luego te traemos un brick cuando salgamos a comprar.
 Sí, claro, pasa. - ¿QUÉ? ¿LE HAS DICHO A LIAM PAYNE QUE PASE A UNA CASA QUE NO ES LA TUYA? – No hace falta que traigas nada, yo también tengo que ir a comprar. – Cogí un brick de leche de la despensa mientras Liam me esperaba en la entrada, y se lo di.
- ¿De verdad? Podríamos ir juntos, si quieres. – Y me volvió a sonreír. Debo estar soñando, seguro. - Por cierto, soy Liam.
- Yo soy Azahara. Soy española y estoy trabajando de Au Pair para los Watson. – Y se que eres Liam Payne, uno de los integrantes de One Direction.
- Pues encantado, Azahara. – ¡Madre mía! ¡Lo ha dicho bien a la primera! – Espero que me contestes a la pregunta de irnos a comprar juntos antes de que me vaya…
- ¡Ah, eso! Pues… Sí, claro. Lo que pasa es que tengo que llevar a los niños al colegio primero. Pero… ¿Quedamos a una hora y nos vamos?
 ¿A las 9?
- Sí, me parece bien. ¿Dónde?
 Aquí, te paso a recoger.
- Vale. – Abrí la puerta y él se marchó corriendo, entrando en la urbanización de enfrente. Cerré la puerta y me senté en el suelo sujetándome las piernas. Acababa de conocer a Liam Payne. Imposible. Me recompuse al recordar que tenía que llevar a los niños al colegio desayunados y con los uniformes y regresar e irme a comprar con él. Otra vez imposible

Subí las escaleras y entré primero en la habitación de Sophie. La desperté con dulzura y la llevé hasta el baño para que se lavara la cara y comencé a prepararle su ropa. El uniforme era una falda gris con una camisa blanca y un jersey rojo. Además, llevaba adornos para el pelo y unos pequeños zapatos negros con medias rojas. Sophie comenzó a vestirse bostezando y me marché a despertar a James. Era tan pequeño que me daba pena tener que despertarlo pero era su primer día de colegio. Lo cambié aún él medio durmiendo y lo llevé en brazos hasta el baño, le lavé la cara y conseguí que se despertara. Nos reunimos con Sophie al comienzo de la escalera y los dejé que bajaran solos mientras yo me adelantaba para hacerles el desayuno. Los niños se comieron todos los cereales y las pequeñas salchichas, además del vaso de zumo. Mientras ellos comían, yo subí a mi habitación, me puse los primeros vaqueros que vi, las converse y una camiseta básica color coral. Mi pelo estaba listo haciéndome una nueva coleta un poco más apretada y bajé de nuevo medio corriendo. Les puse los abrigos y cogí sus mochilas, abrí la puerta y los llevé hasta mi coche. No tardamos ni 10 minutos en llegar al colegio. Aparqué y los llevé hasta sus clases. Sophie desapareció al ver a una niña pelirroja, a la que seguro ya conocía. James, por el contrario, no quería separarse de mí y cuando vio su clase comenzó a llorar. Intenté tranquilizarlo diciéndole que cuando terminara el día yo vendría a recogerlo y tardé casi 30 minutos en que me creyera. Me dio un abrazo y lo dejé en la clase. Miré el gran reloj que había en el pasillo y salí corriendo del magnífico colegio. No podía creer que fuera a llegar tarde a mi cita con Liam Payne. Vale, Azahara, no te engañes. No es una cita. Sólo vais a ir a comprar juntos. Me monté en el coche y llegué hasta mi casa donde Liam ya me estaba esperando con unos vaqueros y una camisa de cuadros. Maldita puntualidad inglesa. Le dije que tenía que coger el dinero y la lista de la compra (y mentalizarme de que iba a salir con él) y cuando lo tuve todo, nos subimos en su coche, un Mercedes SL biplaza.

 ¿Qué tal el colegio? – Me preguntó.
 Pues… A mí me gusta pero a James le ha costado soltarse de mí.
- Normal. Era su primer día, ¿verdad?
- Sí, y el mío también.
 ¿En serio? ¿Es tu primer día aquí?
 Bueno, no exactamente. Es mi primer día trabajando para los Watson. Llegué el sábado por la noche.
 ¡Ah! Bueno, pues buena suerte en tu primer día, Azahara.
- Gracias. - ¿No te das cuenta que es el mejor primer día de trabajo de mi vida? Cuando se lo cuente a las chicas… - ¡LAS CHICAS! – Pegué tal grito que Liam se soltó del volante para taparse los oídos. – Lo siento… Es que, prometí a mis amigas llamarlas y no me he acordado hasta ahora.
- Oh, vaya… llámalas, a mí no me importa.
- ¿De verdad? - ¿No es consciente de que voy a hablar de él con Marta, Sara, Rebeca y Sonia?
- No, en serio.

Le sonreí y saqué mi iPhone del bolsillo del pantalón. Marqué primero el número de Marta porque ella sabía que estaba loca por el chico que ahora estaba sentado a mi izquierda, pero no me lo cogía. Después llamé a Sonia, porque era la que estaba más lejos de nosotras, en York, pero tampoco respondió. Sara y Rebeca estaban trabajando juntas cerca de Primrose Hill, pero ninguna respondió. No podía creerlo.

 No responden. – Le dije cuando llegamos al aparcamiento del TESCO más grande que he visto nunca. - ¡WOW!
- Esa es la respuesta que tiene todo el que viene aquí por primera vez. Jajaja
- ¡Es una pasada! - Ya había visto un TESCO en el barrio el domingo cuando di el paseo con mi coche, pero al lado de éste, ese era una tienducha.
- ¿Entramos? – Me preguntó.
Sí, claro.

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