El taxista paró
justo frente a la tienda Disney de Oxford St. porque yo se lo pedí. Me apetecía
perderme por esa tienda y comprar algo que me hiciera sonreír como cuando mis
padres me llevaron por primera vez a DisneyLand Paris engañada, cuando tenía
tan sólo 8 años. Pagué al taxista y saqué mi maleta. Miré la entrada de la
tienda con ese enorme DISNEY y me coloqué el bolso en el hombro porque se me
estaba cayendo. Entré en la tienda poniéndome las gafas en la cabeza con la
mano izquierda sujetando el iPhone en esa misma mano, con la maleta en la
derecha y el bolso colgado de ese brazo. Parecía una auténtica turista por lo
que pensé que no llamaría la atención. Pero me equivoqué.
- Perdona.
– Miré a quién me había tocado el brazo y vi a una niña pequeña, rubia como
todas las inglesas que conocía.
- ¿Sí? –
Le pregunté intentando sonreír.
- Eres la
novia de Liam, ¿verdad? – Me dijo ella al mismo tiempo que una chica un poco
mayor que ella llegaba corriendo.
- Amy, te
he dicho que no te separes de mi. – Dijo la chica agarrando a la pequeña de la
mano. – Lo siento si la ha molestado.
- No te
preocupes. – Sonreí y me volví a la pequeña Amy. – Era la novia de Liam, no sé
si sigo siéndolo. – Le contesté intentando aparentar que estaba bien, pero no
dio muy buen resultado.
- A mi me
gustas para Liam. – Me dijo la niña y me abrazó soltándose de la otra chica.
Sonreí mirando a la niña y me separé de ella. Me agaché para quedarme a su
altura y la miré a los ojos.
- ¿Crees
que Liam me perdonará?
- Seguro
que sí. Estoy segura que no le has hecho nada ni él a ti. – Me contestó. Lo
cual era cierto. Ninguno de los dos habíamos hecho nada y los dos estábamos
enfadados.
- Gracias,
Amy. – Le di un beso en la frente a la niña y me miró con una enorme sonrisa. –
Tengo que irme, pero me ha encantado conocerte. Dije mirando a Amy pero me giré
hacia la otra chica. - A las dos. – La chica mayor se sonrojó y supe que ella
también me conocía, o al menos conocía a One Direction. – Tengo que irme.
Cogí de nuevo mi
maleta que había soltado para abrazar a la niña y me di la vuelta para empezar
a mirar cosas que me gustaran. Como suponía, acabé comprándome una libreta de
Campanilla y una taza también de Campanilla. Me di una vuelta más por la tienda
y encontré un muñeco de Buzz Lightyear. Me acordé de esas tardes viendo Toy
Story que pasaba con Liam, James y Sophie y no lo pude evitar. Lloré de nuevo.
¿Y si no volvía a pasar otra tarde así con Liam? No quería que eso pasara.
Quería estar con él. ¿Por qué tuve que irme del hotel? Ah sí… Por los celos y
la sobreprotección… Cogí el muñeco y me fui a la parte de las princesas. Miré
un poco por encima y vi la muñeca que pensé que le gustaría a Sophie: La Bella
Durmiente. Llevé todo lo que quería comprar a caja y pagué. Pedí que lo
envolvieran y me fui de la tienda sonriendo. Mi idea había funcionado y
conseguí olvidarme de Liam. Me fui directa al Starbucks. Ya sólo me quedaba
Caroline.
Era demasiado
temprano, así que pedí un Mocca grande y una galleta y me senté en una de las
mesas. Empecé a jugar con el iPhone haciendo tiempo.
- Hola. –
Miré hacia quién me estaba entreteniendo en medio de una carrera de Temple Run
y me quedé sorprendida.
- ¿Qué
haces aquí? – Pregunté.
- Hablar
contigo. – Me respondió Luke.
- No
deberías estar aquí. – Fue lo único que pude decir a la vez que miraba hacia la
puerta. Si Caroline me veía con Luke allí, tendría aún más problemas.
- Sólo
quiero hablar contigo. – Me cogió la mano que tenía encima de la mesa.
- ¡Pero
yo no! – Dije soltando mi mano de la suya en medio de la cafetería haciendo que
casi todo el mundo se girara a mirarme.
- ¿Qué te
ocurre? – Me preguntó frunciendo el ceño.
- Que no
quiero que nos vean juntos.
- ¿Por qué, Aza? ¿Te
avergüenzas de tener otra relación? – Dijo una voz tras de mí. Me giré y
suspiré.
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